viernes, 27 de agosto de 2010

De mayor quiero ser....

"Mamá, mamá...yo de mayor quiero ser profesora" y apuntaba maneras, me vienen a la cabeza las cientos de ocasiones en las que mi cama desaparecía bajo un montón de muñecos de todos los tamaños y yo me plantaba delante como si nada, les enseñaba lo que había aprendido en el cole, les hacía los exámenes que yo misma había rellenado y hasta me atrevía a echarles alguna regañina (si es que el mal genio ya formaba parte de mi desde la cuna). Años después, y cuando ya los muñecos fueron desapareciendo poco a poco de mi habitación y comenzaban a ser sustituidos por libros, cuadernos, libretas, diccionarios...mi interés por la enseñanza pasó a ser un recuerdo más de la infancia.
Desde ya bien pequeña también descartaba opciones, médico, enfermera como mamá... imposible, los hospitales sólo los quería pisar de visita, la sangre me mareaba y las batas y uniformes blancos tenían en mi un raro efecto que me hacían salir corriendo. Estaba también la opción de dedicarme a lo mismo que papá, el problema es que entender a lo que se dedicaba papá exactamente me llevó bastantes años, creo que incluso a día de hoy sigo sin saberlo. Por aquel entonces, pensaba lo mismo que mi hermano, sólo que nunca tuve el coraje de decirlo. Y es que ese pequeño, que ya no lo es tanto, ingeniosamente un día contestó en el cole que su padre se dedicaba a jugar al ordenador y hablar por teléfono (tengo que aclarar que mi padre trabaja en una empresa de seguros).
Y así un buen día, en una visita del colegio a una radio local, me vi sentada delante de un micro por primera vez. Qué sensación! yo tenía unos 12 años por aquel entonces y cuando volví a casa recuerdo que le dije a mi madre: "mamá de mayor quiero ser periodista". Hace unos meses, volví a ilusionarme y a sonreír y con la misma emoción le grité: "mamá ya soy periodista" (al menos oficialmente).
Y ahora, en el momento en el que me toca salir al mundo exterior y me toca elegir un camino, otra vez me siento como esa niña que hace tiempo descartaba opciones...los trabajados textos de la prensa escrita, el poder de la voz de una radio, la inmediatez de la televisión, el inquietante mundo de las Relaciones Públicas...
Mamá, de mayor quiero ser...de mayor quiero ser...mamá, hoy no sé lo que quiero ser de mayor.

lunes, 23 de agosto de 2010

Largo fin de semana familiar

Desde que mi afición a abandonar con frecuencia el país ha salido a flote, mis padres ya han cogido la tónica de planificar sus vacaciones en función de mis "escapaditas", así, hasta ahora frecuentan con más asiduidad Valencia, el mes de Enero les llevó hasta Nueva York y acaban de pasar unos días en la británica ciudad de Londres.
Tanto "uff qué calor hace aquí", "Lore, estamos todos en la terracita de Canet jugando a las cartas" o esas fotos actualizadas de Tuenti y Facebook que dejan ver sendos bronceados en mis amigos estaban incrementando mis ganas de volver. Pero esta esperada visita ha sido como una bocanada de aire, ahora me sumerjo con las pilas cargadas en las cinco semanitas que aún me quedan por aquí.
Según mi padre, ahora ya no me puedo quejar y decir que no he tenido vacaciones porque mis jefes decidieron solidarizarse conmigo y me dieron jueves y viernes off. Pero digo yo, ¿puedo llamar vacaciones a madrugones, largas caminatas por las calles londinense y una incesante búsqueda de sitios y restaurantes (mi familia decía que mi manutención durante estos días tenía un precio: me había convertido en guía turístico)?
Ahora, ya desde mi oficina, vuelvo a la rutina mientras ellos vuelven a casa y empiezan ya las peticiones para un nuevo destino. Querida familia, ¿podéis esperar a que vuelva primero?

martes, 17 de agosto de 2010

Un día para el recuerdo

Durante el día de ayer no paré de leer entradas de facebook que me recordaban dónde estaba yo hace exactamente 12 meses, Disney. Nada más abrir mi perfil en esta red social internacional, un mesajito rojo ya me hacía partícipe de ese fenómeno: "...han etiquetado una foto tuya o ...ha comentado una foto tuya"...son las frases que me abrían la puerta a un sinfín de buenos recuerdos. Todavía recuerdo mi fiesta de despedida en Valencia, como por unos días estuve incluso a punto de renunciar a una de las experiencias que más ha marcado mi vida, la despedida en el aeropuerto, como a pesar de mi costumbre a coger aviones, las piernas me temblaban por primera vez al cruzar el arco de seguridad...me esperaban 6 meses fuera de casa, en un país desconocido, con gente que no había visto en mi vida, trabajando en algo que nunca había hecho, en un idioma del que a penas podía decir y entender unas cuantas frases y todo eso al otro lado del océano.Todo un reto. Pero ahí estaba yo, con mis maletas en la mano y abriendo un sobre que contenía una llave y que horas más tarde empezaría a desvelar los secretos de esta aventura.
El resultado fueron 6 meses lejos de casa, nada fáciles (todo hay que decirlo), de largas jornadas de trabajo, de madrugones, de roces por motivos de convivencia, inspecciones, de discusiones, del "disney look", de echar de menos a tus padres, hermanos o amigos, de lloros, de decepciones... Pero tiempo después, todo esto queda en el olvido y todo porque, por cada momento duro hay cientos extraordinarios, porque el día que lloraste, alguien estuvo a tu lado para darte un abrazo, el día que discutiste con alguien, ese alguien te pidió perdón o supo perdonarte, porque después de una larga jornada de trabajo, tus amigos te esperaban en la puerta de tu "depa" con algún planazo nocturno y por tantas otras cosas que si siguiese nombrando harían de esta entrada la segunda Historia Interminable.
Por tanto mi balance de esa experiencia sí, fueron seis meses fuera de casa, lejos de los mios y trabajando como nunca había trabajado pero
fueron seis meses en los que completos desconocidos se convirtieron en mi familia, donde perdí la vergüenza a disfrazarme y a bailar, unos meses en los que aprendí que trabajar puede ser incluso divertido, en los que descubrí el poder de una sonrisa o que los sueños pueden convertir
se en realidad. Así que hoy, miro atrás, sonrío y no puedo evitar acordarme de todos y cada uno de vosotros (sois muchos y por eso no me atrevo a empezar a nombrar), quizá Disney nos dio la oportunidad pero no nos equivoquemos, la experiencia y lo vivido lo ha aportado cada uno. Siempre dijimos que era un "hasta luego" y no un "adiós", algunos ya os habéis reencontrado pero creo que nuestros calendarios tienen nueva fecha ¿Brasil 2014? Ahí nos veremos. Sólo me queda decir... HAVE A MAGICAL LIFE!

(Foto de Ella Cruz)

(Foto de Jessica Dominguez)

lunes, 16 de agosto de 2010

El valor de lo común

Hace dos horitas que he llegado a la oficina y como ya es normal, no tenía mucho trabajo que hacer (es lo que tienen los contratos de prácticas y más aún en países extranjeros) así que me he sumergido en el mundo bloguero dispuesta a escribir lo que sería mi próxima entrada. Tenía pensado ya sobre que trataría, hablaba de cambios, una étapa que cerramos en nuestras vidas y otra que abrimos, de oportunidades que aparecen y se desvanecen , de la gente que pasa por nuestra vida, deja huella y luego se va... y la razón de todo esto no es otra que lo que te marca día a día, las cosas más simples y comunes que acaban convirtiendo hechos insignificantes en el hilo argumental de toda una vida.
Pero cuando me disponía a escribir mis ojos se han desviado hacia la actualización de uno de mis blogs amigos (No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo), hablaba de cambios también, así que dejando un poco de lado mi entrada, he decidido leer la suya. Y después de esa lectura, he decidido cambiar mi propia actualización, porque a diferencia del nombre de su blog yo sí que puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo cuando dices que "...en lo común es donde discierne lo especial de lo que no lo es y por ello adquiere más valor."

martes, 10 de agosto de 2010

Un buen constipado

La cabeza me daba vueltas. En un primer momento pensé que se trataba de una resaca tardía consecuencia de la ultima salida nocturna de clubbing por London. San Ibuprofeno me llamaba desde la mesita de noche. No lo pude resistir, corrí a la cocina, me preparé un vaso de leche calentito, unas cuantas galletas y dejé que él hiciera el resto. Lo siguiente que recuerdo es que mi compi de habitación me llamaba diciéndome que eran las siete de la tarde, pero mi cabeza me seguía dando vueltas, así que, seguí durmiendo.
Lunes. La cabeza también me daba vueltas. Esto empieza a ser un poco raro, pero el deber me llama y hay que ir a trabajar. Que lleguen las cinco, que lleguen las cinco...por fin! Por suerte para mí, en mi casa no hay nadie, sólo silencio. Creo que me voy a echar una siesta, o no, quizá duerma ya hasta mañana.
Martes. Hoy la cabeza también me da vueltas, pero a pesar de eso, lo veo todo más claro. No porque por fin haya descansado, la verdad es que me he despertado varias veces a lo largo de esta noche. Tampoco porque mis ojos vean mejor que hace 24 horas, es más, están llorosos y medio cerrados. Se trata más bien, de que al final, he decidido aceptar que he agarrado un buen constipado.

viernes, 6 de agosto de 2010

Dama de hielo

Caminaba erguida por la calle, con aires de grandeza. Su larga melena se mecía al son de sus andares, de sus pasos firmes y seguros, subida en sus tacones de infarto. Seria, sí, no sonreía, simplemente miraba al frente. Al cruzarse con la gente, a veces la miraban, pero a ella le daba igual, sólo seguía caminando hacia su destino, buscando la salida o quizá era más bien la entrada.
Decían de ella que era borde, estirada y prepotente, que nunca nadie la había visto llorar, que no confiaba en nada y en nadie, que se creía superior, la llamaban la dama de hielo. Por su frialdad y su rigidez, por la falta de calidez en sus palabras o en la dureza de su tono.
Quizá los que por azar, valentía o tal vez, obligación la conocían preferían decir que era fuerte, dura y en ocasiones incluso admirable, que era una mujer que luchaba por lo que creía y sobre todo por lo que quería. Una vez más, la dama de hielo.
Pero todos esos olvidaban que el hielo es frágil, con tan sólo rozar el agua va perdiendo consistencia, se deshace y desvanece poco a poco, el hielo se rompe si recibe un golpe demasiado fuerte y es además fácilmente moldeable.