lunes, 19 de julio de 2010

Patada al diccionario

En dias como hoy me vienen a la cabeza las innumerables ocasiones en las que mis profesores me han bajado decimas o incluso puntos enteros en el cole por las faltas de ortografia en mis examenes o trabajos, incluso en la universidad, han llegado a suspenderme un examen y hasta una asignatura entera por semejantes errorcillos o despistes, si, alguna vez he saboreado el amargo gusto de los examenes de septiembre por una falta de ortografia o un acento escurridizo.
Y por que me acuerdo precisamente de todo esto justo en este momento? Pues bien, porque en mi vida habia echado tanto de menos los acentos o la letra ; (no me he vuelto loca no, es que no puedo escribirla)
Gracias a mi querido ordenador ingles de la oficina, los acentos son una parte prescincibles de mis textos en castellano (y escribo castellano porque no puedo poner espa;ol), tampoco hay lugar para los signos de exclamacion e interrogacion a principio de frase y he tenido que suprimir de mi vocabulario algunas palabras buscando un sinonimo lo mas parecido posible. Pero claro, hay palabras que no tienen sinonimo posible. Que solucion me queda entonces? recurrir a este otro simbolo ; (que es el que sale a relucir cuando el dedo me;ique de mi mano derecha se escapa hacia la tecla donde antes solia estar esa letra) o por el contrario confiar en la buena imaginacion de los demas cuando tengo que escribir palabras como manana, ano, pequeno o Espana.
Asi que, en honor a todos esos errores garrafales (como me solia decir mi profesora de lengua y literatura del colegio) dejo aqui presente esta entrada del blog en la que ni el corrector ortografico ha podido ayudarme.

miércoles, 7 de julio de 2010

¿Final de película?

Siempre es la misma historia, chico conoce a chica, se enamoran, pasan cada segundo juntos, se miran a los ojos y dicen incluso saber lo que piensa el otro con tan sólo esa mirada, creen conocer a la otra persona como a sí mismos, pero en toda película también hay un malo, un tercer actor, la verdad es que no importa el quién, sólo que será el encargado de crear el suspense, lo que al final te haga reír o llorar y lo que consigue que una película dure 90 minutos cuando en 30 la historia estaría acabada.
Por ejemplo, la ultima película romántica que llegó hasta mí por recomendación contaba la historia de un él y una ella que, en tan sólo 4 días, consiguen cambiar la vida el uno del otro, ¿el otro? el destino, la distancia...el tiene que abandonar su pueblo natal para retomar su vida en la ciudad. ¿El final? una bonita y tierna despedida, palabras que se cruzan con miradas y lágrimas de impotencia, caricias que intentan reflejar promesas de "no es el final".Una última mirada y él sube al avión. ¿Es este el final feliz?¡no! Una vez en el avión, cuando iba a despegar se da cuenta de su error, de lo que coger ese avión supone y mientras ella mira desde la ventana el despegue de ese avión que se lleva a su amor, él la sorprende por detrás. Ahora sí, no hay final sin beso.
Pero lo cierto, es que en la vida real no hay amores de cuatro días, en la vida real no puedes conocer a alguien en tan poco tiempo aunque no os hayáis separado ni un sólo instante o creáis haberos desvelado cualquier detalle de una vida hasta entonces no compartida. En la vida real no puedes dejarlo todo sin más,ni tan siquiera bajarte de un avión a punto de despegar por una corazonada de que puede salir bien. Lo cierto es, que en la vida real, los finales pocas veces son como los de las películas.