Parece que va a llover

Quién lo hubiese dicho esta mañana cuando los rayos del sol han decidido sacarme de la cama antes de lo que yo tenía previsto. Sin embargo, a medida que la tarde de domingo ha ido haciéndose un hueco en el fin de semana, el buen tiempo ha optado por dejarle espacio al cielo encapotado que presagiaba una tarde en la que parecía que iba a llover.

Y aquí estoy, pocas horas después, sentada frente al balcón de mi casa, con el portátil sobre mis piernas y un café caliente a mi lado viendo caer la lluvia. Antes, cuando vivía en aquel " Paraíso natural" solía hacerlo a menudo, pero desde que vivo en Valencia, había olvidado lo que me relaja ver llover, el olor a tierra mojada, el aire frío que susurra secretos en el cristal de mi ventana, las gotas de agua que resbalan por las fachadas de las casas, los charcos en el suelo que dibujan figuras que se desvanecen con la misma rapidez con la que habían aparecido, la gente corriendo por la calle como si así pudiesen evitar acabar empapados...

Pero después, igual que ha venido se va, la lluvia se despide hasta su próxima visita. Esta tarde parecía que iba a llover y al final ha llovido.