Nos pasamos el día discutiendo y mira que de las 24 horas que tiene sólo estamos juntas unas 10, que si encima, le restamos las que pasamos durmiendo se quedan prácticamente en 2-3 horas diarias. Aún así no hacemos otra cosa, discutir, discutir y discutir, por la comida, por mi cuarto desastrado, por mis prisas matutinas, por mis llegadas a altas horas de la madrugada o a tempranas de la mañana los días de fiesta, por la montaña de ropa que ya no cabe en el armario, por mi infinita colección de bolsos y zapatos que ya no sabes donde meter...pero que le vamos a hacer, son los gajes de la convivencia.
¿Alguna vez pensaste que acabaríamos bajo el mismo techo? Yo creo que no. Sin embargo, aunque nuestra rutina diaria se resuma en todas esas pequeñas discusiones lo vamos buscando. Yo dejo los zapatos tirados por el suelo con la idea de cruzar la puerta por la noche y escuchar tu puntillero comentario o tú, buscas la mínima excusa para cumplir con el papel de abuela renegona, pero luego nos sentamos a la mesa o tomamos café en la salita y mantenemos una de nuestras interminables conversaciones.
Por eso hoy, y con motivo de tu cumpleaños te quiero dar las gracias por intentar cumplir con mis caprichos, porque es agradable llegar por la noche y no encontrar una casa vacía, por tenerme siempre preparada la comida para alimentar a todo un regimiento o intentar poner un poco de orden en el caos de mi habitación.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS ABUELA!