lunes, 14 de abril de 2008

Mensaje en una botella

El verano aún no había llegado pero el sol nos regalaba los primeros rayos de la temporada, las nubes habían decidido ausentarse durante esa tarde de una primavera que aún asomaba tímida entre los ya, prácticamente, inexistentes restos del invierno y yo, aprovechando mi única tarde libre de la semana había optado por unas horas de paz y tranquilidad sentada en la orilla de la playa.
Mientras la suave brisa alborotaba ligeramente mi coleta, yo miraba al frente, al horizonte, intentando buscar el fin de algo que nunca encontraría, tratando de mirar más allá de la calmada marea y sin quererlo, me había sumergido por completo en ese precioso paisaje. Mi imaginación comenzó a funcionar, a lo lejos, la que antes me había parecido la mar más tranquila me invitaba a contemplar la mayor guerra de piratas, mientras, tras de mi, unos indígenas correteaban descalzos por la arena. De repente, algo golpeó mi pie, era una botella. La cogí, la examiné, parecía una antigua botella de whisky pero que ahora tenía otra cosa en su interior, un papel. Ansiosa saqué el corcho viejo y desgastado que aún desprendía cierto olor a alcohol y desenrollé el pequeño papel donde una caligrafía perfecta me decía "vuelve".
Abrí los ojos y los piratas habían desaparecido, los indígenas se había esfumado pero mi mano aún sujetaba con fuerza el viejo trozo de papel.

Hoy... me apetecía viajar sin moverme y soñar despierta.

2 comentarios:

Mara dijo...

vuelve? Pero tienes que volver a algún sitio?

Lorena Ferrer dijo...

podría volver a la realidad y dejar de soñar despierta aunque también podría volver a casa...es una historia larga!