viernes, 7 de marzo de 2008

Competitividad

Hoy no sé por qué, pero he tenido este término bastante presente con el transcurso del día. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la competitividad como "la rivalidad para la consecución de un fin".
Esta mañana, en el trabajo, leyendo la prensa diaria me ha sorprendido el gran número de noticias económicas que hablaban de las mejoras de unas empresas frente a otras. Por otro lado, mi jefa me señalaba: "acuérdate de estas noticias que son de la competencia y al cliente le interesan tanto o más que las suyas".
Ya por la tarde, mientras me encontraba subida en el coche de la autoescuela haciendo una de tantas prácticas el profesor me ha dicho: "es la ley de la jungla, la ley del más fuerte" todo para explicarme que tengo que imponerme un poco (siempre con precaución eso sí) sobre los demás para que me dejen cambiarme de carril, incorporarme a una vía o hasta atravesar un paso de cebra.
Tras las clases en la universidad y ya de vuelta a casa, comentaba con una amiga, lo que la gente se esfuerza o incluso llega a hacer para estar un poco por encima de la media. Algo que todos intentamos de vez en cuando.
Y ya finalmente sumergida en la red y en concreto en otro blog, he leído como una persona tomaba la decisión de presentarse a una oposiciones en las que, evidentemente, tendrá que competir para conseguir aquello que se propone.
Desde pequeños, nos van inyectando de forma paulatina, esas dosis de competitividad, en el cole con las notas, en los deportes.... a mi juicio, ser competitivo no es malo, persigues una meta, un propósito y si para ellos tienes que ser el mejor, tienes que luchar. Pero, ¿qué ocurre cuando en esta lucha se acaba perjudicando a otras personas?¿hasta qué punto es aceptable la competitividad? y más interesante aún ¿qué está cada uno dispuesto a hacer para conseguir aquello que se propone?. ¿La competitividad nos puede hacer usar algunas trampas que nos lleven a pasar por encima incluso de alguien a quien conocemos?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En competitividad paga la ética y la moral de cada persona. A muchas les sale gratis.
Estoy bastante de acuerdo con tu concepto de competitividad, al igual que por ejemplo el de la ambición. No considero que ser una persona ambiciosa sea malo (de hecho esta bastante unida a la competitividad), siempre que la consecución de lo que se persigue no conlleve la utilización de estrategias rastreras, pero si estrategias inteligentes y de negociación. Ganar, casi siempre, conlleva que otro pierda. Tenerlo presente no significa tener menor calidez y calidad humana.
Lorena, disfruta de las fiestas. Un abrazo.

Unknown dijo...

Hola Lorena! Creo que siempre es bueno ser ambicioso, ser competitivo, pero con uno mismo. Es bueno echarse pulsos con el reflejo que nos devuelve el espejo e intentar ir más allá. Eso sí, sin pisar a nadie. Besitos!!

R. dijo...

Parece que todos aquí pensamos igual. Cierto grado de competición es bueno pero considero que lo correcto es competir sin llegar a perjudicar a los demás. Desgraciadamente cada vez más gente piensa lo contrario, sobre todo en el mundo de la empresa. Bueno , ellos verán...yo desde luego no podría dormir si supiera que he logrado algo poniendo una zancadilla a alguien.

Lorena Ferrer dijo...

si me parece que todos pensamos más o menos igual por aquí, es una lástima que no se piense así en todas partes. Gracias por vuestros comentarios.