domingo, 2 de marzo de 2008

Un alto en el camino

Todo en esta vida tiene un fin, y para conseguirlo las personas nos esforzamos, buscamos los medios y tratamos de alcanzar aquello que nos hemos propuesto, a poder ser, con el menor esfuerzo posible. Nos pasamos los años, los meses, los días... recorriendo pequeños caminos que nos llevarán hasta el destino escogido. A veces, lo conseguimos, pero otras muchas, nos perdemos en el trayecto.
Yo, como cualquier otra persona, tengo mi propia lista de metas, fines y propósitos, pero a veces, acaba por superarme, y siento la necesidad de tirarlo todo por la borda.
Después de una dura semana, donde las horas de sueño brillaban por su ausencia y donde el cansancio comenzaba a hacer mella reflejado en las ojeras de mi cara, decidí que había llegado el momento de hacer un alto en el camino.
Así, por una horas, olvidé quien era, dejé a un lado los libros, aparqué en un rincón el trabajo hasta que el lunes el despertador me devuelva a la realidad y lo más importante, durante unos minutos, tu dejaste de ser el centro de mi pensamiento, conseguí que te quedases en un segundo plano y me dejases disfrutar de mi merecido descanso. Pero como todo "tiempo muerto", éste también tiene un fin y después de respirar tranquila unas bocanadas de aire fresco vuelvo a estar inmersa en mis obligaciones hasta la próxima tregua.

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