Con motivo de las elecciones que mañana día 9 de marzo tendrán lugar en el país, hoy nos encontramos ante un día de reflexión, un día en el que políticos y medios de comunicación nos dan un respiro antes de nuestra cita con las urnas.
Sin embargo, aunque he hecho pleno uso de este día de reflexión, no he pensado precisamente a quien pienso o no pienso votar, ni las razones que me llevan a ello, creo que eso se lo tienen que ganar durante los 4 años que dura un gobierno y no en unos días de precampaña y campaña.
Desde las diez y media de la mañana, hora en la que he decidido que era hora de levantarme, hasta hace escasos minutos antes de sentarme ante la pantalla de mi ordenador, no he parado de pensar. ¿En qué? En todo y en nada. Hechos recientes me han hecho caer en la cuenta de que a veces voy tan acelerada por la vida que no me paro a mirar los detalles.
Mirando viejas fotos mientras ponía en orden no solo mi memoria sino también la de mi ordenador, he recuperado recuerdos de hace más de cinco años, por aquel entonces creía que el colegio no acabaría nunca, que siempre viviría en ese mundo de yupi, pero dos años más tarde ahí estaba sentada junto a mis amigas en un salón de actos y diciendo prácticamente adiós a lo que había sido mi segunda casa. Meses después me despedía de mi familia, ahora pienso que esa distancia esté haciendo que me pierda muchos momentos con ellos. Pero así, aterricé en la universidad, y voy ya por el tercer año.
Ahora también me doy cuenta de la razón que tenían mis padres cuando decían que el tiempo pasaba muy rápido, que ya tendría tiempo de hacer cosas de mayores. ¡Madre mía! nunca pensé que acabaría reconociendo que mis padres tenían razón, ups! creo que me estoy haciendo mayor.
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