lunes, 3 de marzo de 2008

Un paso adelante y otro atrás


Echa la vista atrás y recuerda aquel momento en el que te hice prometer que jamás abrirías esa puerta y tu me diste la razón como un niño pequeño que asiente a las charlas de una madre. ¿Qué fue de aquel momento?, ¿dónde has escondido esa promesa?
La rompiste en su día y ahora lo has vuelto a hacer. Cuando pensaba que por fin lo había conseguido, cuando creía que había conseguido enmendar el error que tú cometiste, vuelves a sorprenderme una vez más. Todos mis esfuerzos durante este tiempo tirados a la basura, horas en las que no podía pensar más que en aquella promesa que tu has incumplido ya en contadas ocasiones. Cuando había conseguido asumir la realidad, cuando había aceptado que nunca volverías a estar ahí, entras de nuevo en mi vida con un simple "hola, ¿qué tal?", como si las cosas no hubiesen cambiado, como si el tiempo hubiese permanecido intacto, sin importarte lo más mínimo lo que fuese conveniente para mi, solo pensando en ti.
Ahora, mientras tu sigues con tu rutina, yo vuelvo a buscar el modo de sacarte de ese sitio, oscuro y sombrío en el que nunca debiste entrar. En esta ocasión, borrar tus mensajes, tirar tus fotografías y no buscar más tu voz al otro lado del teléfono no será suficiente para sacarte de mi cabeza.

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